EL CORRAL. PUNTO DE PARTIDA

El primer paso, siempre: contar oralmente los cuentos de tradición.
En el corral hay dos cuentos imprescindibles, recogidos en Cuentos al amor de la lumbre, de A.R. Almodóvar:

EL GALLO KIRICO y su contracuento EL MEDIO POLLITO.

Ambos son cuentos de fórmula, con una estructura acumulativa que se invierte al final de la historia con dos finales bien diferentes.
Son cuentos que, como dice Federico Martín, van del aquí al allí, de lo cercano, próximo y conocido, a lo desconocido.

¿Por qué contracuento?

El Gallo Kirico es un gallo ufano que no puede resistir la tentación de picar y mancharse el pico, justo cuando va a la boda del Tío Perico. Intenta buscar alguien que le ayude a limpiarse, desde lo más cercano y conocido (la malva) hasta lo más elevado (la muerte) pero nadie le quiere ayudar hasta que la muerte amenaza. Entonces se invierte la cadena y finalmente le limpian el pico. Consigue llegar a la boda, pero tan tarde que ya no queda comida y como está tan hermoso, lo despluman y se lo zampan.

En cambio el Medio Pollito es justo al contrario. Se trata de un medio pollo (al comienzo de la historia lo parten por la mitad y le dejan solo medio pico, un ala, y una pata) que encuentra una bolsa de oro y el rey se la pide prestada. Como no se la devuelve, el Medio Pollito decide ir a recuperarla hasta el palacio. En el camino se encuentra con varios peligros (la zorra, el lobo son dos de ellos) pero se los mete todos en el medio culito a cambio de una recompensa al llegar al palacio. Cuando el rey intenta burlarse de él y matarlo, el Medio Pollito recurre a los elementos que guardó en el medio culito, y finalmente consigue del rey no solo su bolsa de monedas de oro, sino todo el reino.

Así, de una situación inicial de carencia (es medio) consigue un reino entero, al contrario que en el Gallo Kirico, que parte de una situación idílica para acabar en la olla por no haber sabido dominar sus impulsos.

En el mercado puedes encontrar álbumes y libros del Gallo Kirico, pero te recomiendo que primero elabores tu propia versión para contar oralmente, mirando a tu público directamente, sin despistarte con el texto escrito.

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