25 de noviembre y los cuentos de hadas

Acabo de llegar a casa. Vengo del seminario "Ronda Ronda" en el que nos reunimos desde hace varios años para compartir experiencias educativas relacionadas con la Literatura Infantil en nuestros colegios.
En estas primeras sesiones del curso estamos analizando cuentos a nivel estructural y simbólico. Un tema apasionante... Despellejar los cuentos en busca de su lenguaje simbólico es como bucear en el inconsciente colectivo y rescatar tesoros que me ayudan a comprenderme y comprender el mundo un poco mejor.

Coincidencia o causalidad, hoy es día 25 de noviembre. Esta fecha fue declarada hace once años por la Asamblea General de las Naciones Unidas el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esto me invita a reflexionar sobre el papel de los cuentos en nuestras sociedades patriarcales.

El cuento de hadas tiene muchas formas de ser interpretado. En cierto modo es como el mar...

... Puedo navegar por la superficie de la historia, breando con las olas del contenido léxico somero. En este tipo de análisis suele hacerse una lectura social que, por supuesto es muy interesante y necesaria, pero también muy peligrosa si nos quedamos únicamente con ella y descartamos directamente la opción de contar cualquier cuento que venga de la tradición oral (recuerdo la polémica que hace unos meses levantó el Ministerio de Igualdad al respecto).
Personalmente no soy partidaria de contar a las niñas y niños unicamente adaptaciones marcadas por este tipo de análisis, así como tampoco soy partidaria de las versiones edulcoradas de los cuentos de hadas con las que nos bombardean los medios.
Rescato:

- El Príncipe Ceniciento, en la versión de Babette Cole y su particular visión del mundo.
- Cuentos en verso para niños perversos, del fantástico Roald Dhal.
- La cenicienta que no quería comer perdices, de Nunila López y Myriam Camareros.
- Las divertidísimas versiones de James Finn Garner en sus libros de Cuentos infantiles políticamente correctos.

... Si nos aventuramos a tirarnos del barco y bucear un poco más, nos encontramos con el análisis morfológico del cuento de hadas. Vladimir Propp definió las treinta y una funciones que vertebran estos textos, aunque en las versiones que conservamos actualmente rara vez aparecen todas.
Cuando buscamos las funciones en diferentes cuentos llegamos a la misma conclusión que llegó Propp: el esquema es siempre el mismo, y nos habla del ciclo de la vida.
Son los ritos iniciáticos: pasar de pequeño a mayor superando las pruebas (que siempre son tres) con ayuda del donante y sus objetos mágicos, a pesar de las zancadillas de los malhechores. Más allá de que el protagonista es un chico que salva a la princesa o viceversa, el final es siempre feliz.
Pero ¿por qué solo nos quedan cuentos en los que ellas son salvadas por ellos?
A este respecto, Antonio Rodríguez Almodóvar rescata los contracuentos de muchos cuentos tradicionales, que en España eran protagonizados por mujeres y que el patriarcado obvió por razones evidentes. Algunos de los imprescindibles en este rescate son: El bello durmiente, La niña que riega la albahaca o Blancaflor la hija del diablo, que puedes encontrar en su libro indispensable Cuentos al amor de la lumbre.

...Y llegamos al mundo abisal. El lenguaje simbólico. El lugar en el que los sueños y los cuentos comparten el territorio de los símbolos. Donde el inconsciente colectivo reposa y explica sus misterios profundos. Donde lo masculino y lo femenino son las dos caras de la moneda que te conforman como individuo completo (seas hombre o mujer). Aquí hay varios libros que me han ayudado a pisar la arena mojada del fondo cuentístico:

- Diccionario de símbolos, de Eduard Cirlot.
- Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim.
- Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estess.
- Los cuentos de hadas para adultos, de Gabriela Wasserziehr.
- La sabiduría de los cuentos de hadas, de Rudolf Steiner, Ursula Grahl y otros autores.


Los cuentos de hadas nos invitan a caminar hacia la unidad. Nos recuerda que el camino de la dualidad masculino-femenino, animus-anima, yin-yan, no es más que un proceso necesario de crecimiento personal para llegar a completarnos.
La integración de las dos partes nos conforma como SER ADULTO, como HUMANIDAD ADULTA.

Confío en que hombres y mujeres lleguemos a reconciliarnos con nuestra propia dualidad interna para relacionarnos desde el SER completo que somos, respetándonos y amándonos sinceramente.

Solo me queda dar las gracias a aquellos humanos que al amor del fuego primigenio recibieron y legaron los cuentos de hadas. A las madrastras, ogros, príncipes, princesas, elementos mágicos... y, por supuesto finales felices...

...Colorín colorado espero que este cuento ya haya comenzado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión cuenta... ¡cuenta tu opinión!