Al día siguiente, el lobo se anima a repetir el plan... La zorra se esconde detrás del árbol y vuelve a pasar el carro de los panaderos...
Pero esta vez deciden arrancarle la piel allí mismo, para que no les pase lo mismo que el día anterior. El lobo tontorrón, sigue al pie de la letra las indicaciones de la zorra y no se queja ni se mueve un pelo mientras le quitan la piel.
Cuando los panaderos se van y lo dejan allí, desollado y dolorido, la zorra sale de detrás del árbol y se ríe del lobo, que no para de aullar de dolor...
Como sólo le han dejado pelo en la cabeza y las patas la historia termina con estas palabras de la zorra:
"¡Eh, tú, el de los calcetines y el sombrero!
¿qué tal te fue con los panaderos?"
Puedes encontrar el texto completo en el volumen II de Cuentos al amor de la lumbre, de A.R. Almodóvar.
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