La bruja se llama Curuja (como la del poema de Gloria Fuertes). Está encantada y no sabe en qué año está ¡no sabe lo que es un coche, ni un water! Necesita nuestra ayuda para volver al 1012, pero ¿sabemos hacer magia o lo hemos olvidado?
Curuja nos revela el secreto: todos hacemos magia con las palabras... Si quieres saber cómo te recomiendo el libro "Palabras mágicas" de Prestifilippo, editado en La Galera.
Como Prestifilippo nos cuenta en su libro, las palabras mágicas "regulares" son las más graciosas y las que mejor funcionan, de modo que nos ponemos a inventar palabras mágicas, y, con ellas, escribimos hechizos:
Pero necesitamos una varita mágica. Por suerte tenemos triángulos y palitos, pero ¿cómo podemos hacer una estrella con dos triángulos? Jugamos con ellos hasta conseguir la forma deseada.
La varita se activa con una poción mágica hecha a base de baba de caracol, fresas y frambuesas (sirope) que tenemos que poner en nuestros labios. Después nos concentramos con la varita puesta en el corazón y pensamos en lo que más felices nos hace sentir... "mi hermano que va a nacer" "dar besos a mamá" "hacer un dibujo bonito". Damos un beso a la varita y ¡tachán, somos magos y magas!
Nos juntamos en círculo alrededor del caldero y añadimos los ingredientes para que la bruja pueda volver a su lugar: Diente de ratón, pis de dragón, pelo de niño y... ¡puag, qué mal huele! Giramos alrededor diciendo tres veces el hechizo que hemos inventado y utilizando nuestras varitas...
Al cabo de tres días... la bruja ¡ha desaparecido!
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